
Resumen
No creas en el despliegue publicitario: el metaverso es una evolución, no una revolución. Y es una que los líderes empresariales no deben ignorar.
El metaverso puede cambiar profundamente cómo las empresas y los consumidores interactúan con productos, servicios y entre sí.
Los conceptos clave del metaverso, incluidas las innovaciones de economía digital como las criptomonedas, son relevantes para el negocio hoy en día.
Los riesgos también son reales: nuevas tecnologías requieren nuevas estrategias y nuevos métodos para crear confianza.
Las acciones medidas pueden permitir a los líderes empresariales familiarizarse con los seis conceptos más importantes de metaverso y explorar casos de uso de menor riesgo.
Cuando se trata del “metaverso”, pocos líderes empresariales se consideran expertos. Algunos pueden preguntarse si incluso es importante para sus compañías. La respuesta es corta: sí, lo es.
De hecho, varios conceptos del metaverso ya se están volviendo concretos. Otros pronto. Muchas compañías están invirtiendo, con el fin de profundizar la fidelidad de los clientes, comprometiéndose en nuevas formas con sus comunidades y aumentar los ingresos.
Sin embargo, también hay motivos para la cautela. El metaverso está de moda, aunque las tendencias tecnológicas subyacentes han estado en marcha durante años. Al igual que en los primeros días de Internet, esta innovación probablemente contiene bolsas de especulación, sobrevaloración e inversión imprudente, especialmente porque un verdadero metaverso, como los visionarios de la tecnología lo imaginan, todavía está a años de distancia. No todas las compañías necesitan convertirse en un líder metaverso hoy en día.
La buena noticia es que es posible separar la realidad del despliegue publicitario: comprender de qué se trata realmente el metaverso y tomar medidas prácticas y asequibles para satisfacer las necesidades de la compañía.
Qué es el metaverso y qué significa para los negocios
El metaverso promete un mundo digital 3D increíblemente realista en el que se puede, por ejemplo, comprar y vender bienes y servicios, firmar y hacer cumplir contratos, contratar y entrenar talentos e interactuar con clientes y comunidades. Como algunos visionarios de la tecnología imaginan el metaverso, este mundo no se ejecutará principalmente en plataformas cuyos propietarios controlan los datos, el gobierno y las transacciones. En cambio, los clientes, y los negocios, podrán llevar sus identidades, divisas, experiencias y activos a cualquier lugar que deseen. También a diferencia de las experiencias web actuales, gran parte de este mundo digital persistirá incluso cuando nadie esté en él.
Con el metaverso podrías, por ejemplo, usar audífonos de realidad virtual (VR) y visitar una fábrica en el otro lado del mundo. Ver y tocar sus máquinas, sacudir las manos con el supervisor local e inspeccionar sus operaciones sin salir del escritorio. Podría incluso enviar una versión digital tuya a esa fábrica, mientras que otro se reúne con la junta de directores. Los consumidores podrían saltar de un concesionario de coches virtuales de la competencia a otro, sintiendo el viento en su cabello mientras toma una prueba de conducción. Y después de salir de esa recreación digital de una fábrica, seguirá produciendo en paralelo a su fábrica física. El coche virtual esperará a su siguiente conductor virtual. Hoy en día, muchos consumidores más jóvenes ya prueban ropa virtual en tiendas minoristas virtuales o compran productos virtuales para sus entornos de juegos virtuales.
Para los negocios, las implicaciones de un mundo digital inmersivo, persistente y descentralizado podrían ser enormes.
El metaverso es una evolución, no una revolución, con oportunidades hoy en día
El metaverso fue descrito y nombrado por primera vez hace casi 30 años, pero todavía estamos en los primeros días. Eso es cierto aunque algunas plataformas digitales se llaman metaversos. La potencia informática, los audífonos, los protocolos de software y la capacidad de red no están preparados todavía para apoyar un metaverso realmente inmersivo y compartido.
Sin embargo, este futuro está llegando, como culminación de una tendencia de larga data: que las nuevas tecnologías innovadoras se mezclen en un todo mayor. En PwC, durante la última década hemos identificado las nuevas tecnologías más importantes para los negocios y cómo convergen, de maneras que están empezando a hacer posibles partes del metaverso.
Hoy en día, la tecnología en la nube está abordando la potencia de procesamiento y el almacenamiento para apoyar interfaces inmersivas y de realidad ampliada. Las redes hiperconectadas que aprovechan la tecnología 5G se están acercando a la madurez. La IA está ayudando a crear reflexiones digitales que combinan la visión de la computadora, el habla y el aprendizaje profundo para ofrecer a los usuarios experiencias que se sienten reales. La descentralización de las finanzas y de la economía, apoyada por el blockchain, está haciendo posible la automatización parcial de los sistemas financieros.
Finalmente, los consumidores nativos digitales y el impacto de la pandemia en los hábitos de consumo están encendiendo la demanda de los productos y experiencias virtuales que ofrece el metaverso.
Todavía falta, en gran medida, la interoperabilidad prometida del metaverso: un mundo digital en el que los clientes pueden realizar una transición sin problemas entre varias experiencias ofrecidas por diversos proveedores. Esta conectividad requerirá una nueva arquitectura para internet, a menudo llamada web 3.0. Primero llegaron las páginas web estáticas (web 1.0). Luego llegó nuestro internet actual (web 2.0) con contenido dinámico, pero sólo dentro de las plataformas que las compañías poseen y gobiernan. La web 3.0, en la que actualmente trabajan innovadores e inversionistas de internet, se supone que es una estructura descentralizada con innumerables plataformas interoperables.
Ya sea que llegue o no esta visión, ya existen suficientes componentes del metaverso para ofrecer oportunidades, junto con riesgos, hoy en día.
Qué hace un metaverso: conceptos clave que hay que dominar